(1) Fuera del acta
de defunción, ningún otro documento demográfico ofrece
mayor y mejor informe para poder identificar a nuestros hombres del pasado.
Amén de toda la información que aportan las actas bautismales
y matrimoniales, las partidas de defunción arrojan luz sobre la
sucesión del inscrito, su estado y condición, su posición
económica y disposiciones testamentarias, etc. De los veinte y más
libros de defunciones que se suponen obrar en el archivo parroquial de
Lares, falta un número considerable que se ha perdido. Por esta
razón, lamentamos no poder identificar a todos los lareños
que componían el padrón vecinal al tiempo de fundarse el
pueblo. De los nueve libros de defunciones que existen, hacemos para nuestros
lectores la siguiente relación: |
Como bien puede ver
el lector, faltan del archivo parroquial los dos primeros libros de Defunciones
que cubren: desde el 1838, año en que canónicamente se erigió
la parroquia, hasta el 1852, año en que empieza el libro tercero,
que existe completo y perfectamente legible. El último de los nueve
libros existentes lleva el número XIX (1.8931894), pero a éste
debieron seguir otros, pues aún después de establecido el
Registra Civil en Puerto Rico el día 19 de enero de 1885, continuaron
inscribiéndose las defunciones en los registros parroquiales huta
principios del siglo veinte, en que se suprimió la inscripción
de defunciones por decreto del obispo Blenk, primero de nuestros obispos
estadounidenses.
Subrayando los existentes,
reconstruimos a continuación los años que debieron cubrir
los libros que faltan: lib. I, 1838-1846; lib. II, 1846-1852; lib. III,
1852-1856; lib. IV 1856-1859; lib. V, 1859-1863; lib. VI. 1863-1866; lib.
VII, 1866-1870 lib. VIII, 1870-1873; lib. IX, 1873-1876; lib. X, 1876-1879,
lib. XI, 1879-1881; lib. XII, 1881-1883 (cuadernos); lib. XIII, 1883-1885;
lib. XIV, 1885-1887; lib. XV, 1887-1888; lib.. XVI 1888-1890; lib. XVII,
1890-1892; lib. XVIII, 18921893; lib. XIX, 1893-1894, más los que
a éste siguieron. No cabe duda de que muchas de las actas
mortuorias de los fundadores de más avanzada edad, al ser fundado
el pueblo, obran en los dos primeros libros que se han extraviado, y que
cubrían desde 1838 hasta 1852 en que comienza el libro tercero,
que es el más antiguo de cuantos pocos hoy existen. |